Agrupación de Mujeres Abogadas
Lectura del manifiesto contra la violencia de género en el Ayuntamiento de Valladolid a cargo de la Presidenta de la AMAV
25 noviembre 2015
El acto tuvo lugar el 25 de noviembre de 2015.
Hace 20 años, cuando la sociedad aún no había tomado conciencia de la situación de violencia que muchas mujeres padecían por el mero hecho de haber nacido mujer, un grupo voluntarioso y entusiasta de Letradas vallisoletanas, a través de la recién creada AGRUPACION DE MUJERES ABOGADAS DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE VALLADOLID (AMAV), decidimos que teníamos que dar respuesta y solución desde nuestro ámbito de actuación para hacer frente a la violencia sobre la mujer, visibilizada entonces únicamente por las agresiones sexuales, que era el delito que tradicionalmente se cometía contra las mujeres y por el que podíamos acusar. Por ello pusimos todo nuestro empeño y propusimos al Colegio de Abogados unas bases suficientemente sólidas y justificadas, dado el carácter innovador de la asistencia no a un presunto delincuente, sino a la víctima. Además, por razones evidentes, únicamente abogadas participábamos en el turno, con carácter absolutamente altruista. Para la adecuada prestación y calidad del servicio de atención a las víctimas, organizamos unas jornadas de formación. Así comenzamos nuestra andadura en el año 1995, contando con nuestros propios medios, consistentes en el teléfono móvil de una compañera y muchísimo entusiasmo. Posteriormente, ya pudimos disponer de un móvil de la Agrupación, que difundimos entre las diferentes administraciones y servicios de atención a la mujer.
Después de estos inicios y dada la profesionalidad y eficacia de la propuesta, a finales de 1996, suscribimos un convenio con la Diputación Provincial de Valladolid, para cubrir la asistencia en toda la provincia. A partir del año 1998, y una vez que se fueron haciendo visibles los malos tratos a las mujeres en el ámbito familiar, y comenzaron a cambiar las conciencias, se amplió la asistencia prestada a “malos tratos a las mujeres”, consideradas entonces meras faltas, formalizando en el mes de julio de ese mismo año otro convenio con el Ayuntamiento de Valladolid, para garantizar la asistencia de sus ciudadanas. Desgraciadamente, nuestra asistencia solo llegaba hasta la ratificación de la denuncia, y aún sin poder intervenir acompañábamos a las víctimas incluso en la Sala de Vistas, como público, de donde alguna vez se nos ha echado. Por ello, y tras negociaciones con la Junta de Castilla y León, logramos en el año 1999 un nuevo convenio para el desarrollo de este servicio, cubriendo también la asistencia jurídica en los procedimientos penales, casi todos juicios de faltas. Así, cuando se formalizó el convenio entre el Ministerio de Justicia y el Consejo General de la Abogacía Española, para la implantación en los Colegios de Abogados de servicios de Asistencia Jurídica Especializada a víctimas de violencia doméstica, una de las diez ciudades en las que inicialmente se iba a aplicar el mismo fue Valladolid, teniendo en cuenta que poseía la infraestructura y los medios técnicos y personales suficientes para incorporar a este nuevo servicio el turno que venía funcionado desde hacía cinco años, y que se gestó gracias al esfuerzo de la Agrupación de Mujeres Abogadas.
Con la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (Ley 1/2004, de 28 de diciembre), que garantiza la asistencia jurídica integral a las mujeres víctimas de violencia de género en todos los procesos y procedimientos que tengan causa directa o indirecta en la violencia padecida, "nuestro turno" pasó a ser el turno de oficio especializado en la asistencia jurídica a víctimas de violencia doméstica y de género, que actualmente se viene prestando por el Colegio de Abogados de Valladolid, cuya implantación no resultó complicada, debido al bagaje y a la experiencia en la atención a mujeres víctimas, que no tenían ni otros colegios, ni otras asociaciones, contando con una infraestructura y profesionalización con la que pocos contaban y con la que aún muchos no cuentan.
Durante todos estos años, no solamente hemos prestado nuestros servicios profesionales a las mujeres que han sido víctimas de violencia de género, sino que fundamentalmente las hemos escuchado y escuchado, hemos empatizado con ellas, hemos conocido a sus hijos, a sus familias, y fundamentalmente las hemos entendido: sus razones, su desazón, su vergüenza, su angustia, su miedo, su rabia, y finalmente su nueva vida. Hemos llorado con ellas y también hemos conseguido reír con ellas, pero lo mejor, la mayor recompensa a nuestra actuación, es cuando por fin han salido del círculo de la violencia.
Hoy desgraciadamente conmemoramos el día contra la violencia de género. Lo mejor sería que no tuviéramos que conmemorar día alguno, aun así mi recuerdo y sentimiento por las mujeres asesinadas este año, y mi apoyo a sus hijos y a sus familias. Pero, quiero lanzar en este día un grito a la esperanza: LA VIOLENCIA TIENE SALIDA MUJER, AQUÍ NOS TIENES, TE ESTAMOS ESPERANDO PARA AYUDARTE. A pesar de ello te digo que va a ser duro, muy duro, el camino está lleno de obstáculos, pero al final lo vas a conseguir.
Durante todos estos años, hemos ayudado a muchas mujeres, a otras no ha sido posible, a pesar de lo cual además de realizar nuestro trabajo con profesionalidad y eficacia, hemos procurado transmitirlas nuestro cariño en esa primera visita en la Comisaría de Policía, o en la Comandancia de la Guardia Civil, o en la Policía Municipal; la hemos encontrado llorosa, asustada, sin saber aún como se ha atrevido, sin poder articular palabra, con rabia contenida por no poder transmitir todo el sufrimiento padecido, con vergüenza por desnudar su alma ante alguien a quien no conoce, sin saber qué va a hacer esa noche, y al día siguiente, y qué va a ser de sus hijos. Ésa es la mujer ante la que nos encontramos y, ¿qué puedes decirle que no sean palabras vacías? Solo hablarle con cariño, con calma, escuchar, simplemente escuchar, sin tiempo, sin prisa, sin agobiarle con nada, sólo ayudarle a enfrentarse a esa primera prueba, sobre todo entenderla. Sabemos que es muy difícil porque hasta ese momento, su marido, su pareja, del que ha estado enamorada y aún está; ha sido su mundo, y soy yo, una completa desconocida, la que va a recomendarle que abandone lo que hasta ese momento ha sido su vida. Por eso, las abogadas y los abogados sabemos que no se trata exclusivamente de realizar un buen trabajo profesional, sino de implicación personal con la mujer víctima.
Es en este primer momento en el que pedimos el apoyo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para que, con su ayuda, esa mujer siga adelante y no se derrumbe en el primero de los obstáculos, sobre todo cuando con total frialdad le advierten, A ELLA, que esta dispensada de la obligación de declarar en contra de su marido, y que de no ser ciertos los hechos denunciados puede ser imputada por un delito de denuncia falsa. Finalizado el primero de los trámites, tendremos que asegurarle dónde ir esa primera noche, dejándole al menos el sosiego suficiente para poder llorar a solas.
Al día siguiente de nuevo estaremos con ella en el Juzgado, más nerviosa aún, (porque la justicia es esa gran desconocida) sin haber conciliado el sueño… Te dice: ¿Y si no me creen? No te preocupes, le dices, seguro que sí. Te vuelve a insistir: No sé qué hacer, qué va a ser de mí, y de nuevo se echa a llorar. Ya ante el Juez y con el miedo en el cuerpo porque sabe que él está cerca, a pesar de asegurarle que no le va a encontrar, la vuelven a preguntar si va o no a declarar. Pese a que ya la advertimos, sigue sin entender tanta insistencia. A veces, y en este momento, se derrumba, dice que no quiere declarar, pese a que venía decidida, pero no ha podido con la presión y ha preferido continuar con su calvario. En ese instante, sientes el fracaso, la derrota y, sobre todo, que no has podido hacer nada por ella, pero continúas apoyándola porque sabes que le va a volver a pasar, y por eso le dices que te llame cuando lo necesite.
Si supera el segundo de los obstáculos, días después, con orden de protección en el mejor de los casos, o sin ella; se va a enfrentar al Juicio Oral. Para ella es aún peor, porque le va a ver o al menos va a intuirle a través del biombo. Además, estará el Juez o la Juez, el Fiscal o la Fiscal, los abogados y abogadas, todos con toga, muy solemnes, y de nuevo, tras haber conseguido llegar y sentarse en la silla, ante el micrófono, otra vez la van a preguntar y a insistir en su “derecho” a no declarar. Casi no te atreves a respirar hasta que contesta, porque si dice que no va a declarar, y tienes que apartarte de la acusación, la sensación de impotencia es enorme, consideras que no has terminado tu trabajo, y sientes que esa mujer que entraba con orden de protección, sale de allí indefensa, a pesar de lo cual no puedes hacer nada. Pero, si manifiesta que va a declarar, te sientes aliviada y sabes que lo ha conseguido.
A partir de ese momento, ha logrado superar sus miedos, esos primeros obstáculos, está segura de sí misma, comenzará una nueva vida, que no va a ser fácil, pero en la que va a ser ella la que decida. Nuestro trabajo continuará, durante todo el tiempo que lo necesite: iniciaremos los procedimientos civiles, administrativos o laborales si fueran necesarios, y comprobaremos su superación personal día a día. Si desgraciadamente surgen nuevos episodios de violencia, al margen de continuar con nuestra labor profesional, le ayudaremos de nuevo, contando con los apoyos que precise.
Finalmente nuestra mejor recompensa es cuando nos encontramos tiempo después y la vemos sonreír.
Desafortunadamente muchas mujeres no llegan a este momento, pero otras muchas sí, y vamos a quedarnos con esto. Para alcanzar esta meta es necesario todo el apoyo institucional, aunque aquí también ha llegado la crisis. Todas las administraciones son fundamentales para hacer frente y prevenir el terrorismo machista.
INSTO, desde este manifiesto, a los profesionales de la educación: los niños, las niñas y los jóvenes son nuestro futuro. Desgraciadamente aún se mantienen los estereotipos machistas. Espero que aún estemos a tiempo de salvar a una generación, tomando las medidas necesarias para evitar este drama. Los niños y niñas que aún se están formando son, como he dicho, nuestro futuro, implantemos desde la Educación Infantil, continuando en la Primaria y Secundaria, la educación en la igualdad, no sexista. Dejemos de considerar a las niñas princesas necesitadas de protección, ya que tanto niñas como niños son iguales en derechos y obligaciones.
Si conseguimos que al menos los niños y niñas de hoy tengan claras estas premisas, todavía tenemos futuro, y así cuando sean adultos, no tendrán que luchar contra la violencia de género, porque estará erradicada.
Valladolid, a 25 de noviembre de 2015
Rosa Mª Gil López